Ron Barceló

En el año 1929, un joven llamado Julián Barceló arribó a la isla desde su nativa Mallorca, España, en busca de un sueño. Sabía que el sol del Caribe y su jugosa caña de azúcar eran esenciales para producir lo que se convertiría en uno de los mejores rones del mundo.
Esos fueron tiempos excitantes, plenos de promesa, de grandes riesgos y de un sentido aún mayor de aventura. A principio de los 1930, Julián había pintado un logo con su apellido en un viejo modelo Ford y se dispuso a su viaje personal de descubrimiento por los polvorientos caminos explorando los pequeños pueblos del interior para promocionar y vender su ron. Se desplazó por todo el país, creando una red de clientes que vinieron a apreciar la calidad superior de sus productos. Con el tiempo, su sueño se convirtió en realidad y su nombre era conocido por doquiera.
Años después, bajo el liderazgo del sobrino de Julián, Miguel Barceló, la compañía se amplió y eventualmente llegó más allá de toda expectación, diversificándose e incluyendo nuevos productos, modernizando la destilería, aumentando la producción de la planta y creando las bodegas Barceló.
Fuente: Eco del Ozama